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  • Foto del escritorEnrique Batista J. Ph. D.

¿Vallenato o Ballenato?

Actualizado: 29 oct 2018




¿Música de Acordeón o Vallenato? es la otra pregunta.


Se celebra el quincuagésimo primer Festival de la Leyenda Vallenata. Genera interés, y también confusión, el origen y significado del voquible “vallenato” para referirse a la música, usualmente de acordeón.


“Vallenato” no es un gentilicio, creencia basada en la desconstrucción de la singular palabra. No es un gentilicio para los nacidos en Valledupar. No. Los nativos de esa ciudad se han denominado a sí mismos con el muy improbable gentilicio de “valduparenses”. Entonces, ¿de dónde viene el apelativo de “vallenato” para los consabidos ritmos musicales?

Nadie tiene más autoridad para aclarar el asunto que La Cacica Consuelo Araujo Noguera.


El singular voquible se deriva de ballena y más particularmente de sus crías, los ballenatos.

En efecto, La Cacica, relata el origen de tal voquible en su libro “Rafael Escalona: El hombre y el mito” (Editorial Planeta. Bogotá, 1988. Anota La Cacica (resalto yo):


“Valledupar cargaba con la mala fama de ser tierra insalubre y peligrosa por la intensidad del paludismo como por el carate que los nativos llamaban jobero y una enfermedad de la piel transmitida por un mosquito, sin respetar categorías pero con énfasis en las clases populares, hasta cuando Leonardo Maya Brugés, cuya tesis de grado sobre dicha enfermedad fue laureada por la Universidad Nacional, se instaló en su consultorio y se dedicó a desterrar el jobero o carate de las manos, rostros y piernas de los habitantes de la región. Las características de dicha enfermedad les daban a sus pacientes un aspecto semejante al de la piel de los ballenatos (hijos de la ballena) recién nacidos. Y de esta situación eminentemente circunstancial, las gentes que padecían dicha enfermedad recibieron por simple asociación de ideas el nombre de vallenato.


Vallenato con V pequeña. No porque nadie deliberadamente se hubiese propuesto crear una ortografía especial, sino sencillamente porque, al no tener mayores conocimientos ortográficos esa misma gente del pueblo que recibía dicho calificativo y al estar ellas acostumbradas a la V pequeña con que se escribía y escribe Valledupar, alguien en algún momento debió escribir vallenato con la V corta y así, por fuerza de la costumbre más que por ausencia de corrección, se quedó para siempre con todas las connotaciones de insulto que tuvo en un principio.” Esa enfermedad en la piel que se ha conocido como “paños” debe ser la misma “tiña versicolor”, producida por un hongo.


Los samarios y culo sungos (cienagueros) usaban el remoquete “ballenato” como burla e insulto contra quienes sufrían de tal enfermedad, visible en brazos y piernas. Ni cortos ni perezosos aceptaron con orgullo ser “ballenatos”, cambiando la “b” por “v”.


De ahí en adelante la ofensa se convirtió en orgullo como se demuestra en la canción El Compae Chipuco (escrita por Chema Gómez, canción que se puede oír en: https://www.youtube.com/watch?v=dtEBL51gUtw) popularizada por Carlos Vives en sus Cantos de la Provincia. El que es vallenato de verdad “tiene las patas bien pintá”.


Viajando para Fonseca

yo me detuve en Valledupar (bis)

y allá en la plaza me encontré

con un viejito conversón

y al pasar le pregunté:

Oiga compae ¿cómo se llama usted? (bis)

Me llaman compae Chipuco

y vivo a orillas del río Cesar (bis)

soy vallenato de verdad

tengo las patas bien pintá

con mi sombrero bien alón

y pa´remate me gusta el ron. (bis)

Hay en Valledupar la tarima Compae Chipuco como homenaje de este orgulloso vallenato de nombre Antonio Guerra Bullones, guajiro que nació 1870 y murió en Valledupar en 1962.

La Fundación del Español Urgente Fundeu BBVA en su Buscador Urgente de Dudas dio una recomendación urgente “vallenato mejor que Ballenato para la música” https://www.fundeu.es/recomendacion/vallenato-ballenato/). El voquible “vallenato” con esa significación fue incluido en el diccionario de la Real Academia Española, tal como lo destaca la página del Festival de la Leyenda Vallenata (https://goo.gl/52q7hU).


En el Festival cada conjunto musical, divididos en las categorías profesional, aficionado, juvenil e infantil, está formado por tres personas: acordeonista, cajero y guacharaquero que deben interpretar los ritmos de cuatro aires vallenatos tradicionales denominados paseo, merengue, son y puya. No se interpreta el quinto ritmo vallenato llamado tambora. Se realizan también los concursos de la canción inédita, la danza de las piloneras y la piqueria (vocablo paroxítono, sin tilde en la última i) el cual es un duelo de cantantes repentistas.

Este año participan concursantes de cuatro países extranjeros (Venezuela, Estados Unidos, Ecuador y México) y 17 Departamentos, se inscribieron concursantes de los Departamentos de Antioquia, Bogotá, Boyacá, Cundinamarca, Norte de Santander, Meta Risaralda Santander y Valle del Cauca, y cinco de la región caribe de Colombia. Se destaca en la página web del Festival el incremento año tras año en la participación de las mujeres que, para el quincuagésimo primer Festival, en las diferentes categorías, serán 13 acordeoneras, 16 guacharaqueras, tres cajeras y cinco cantantes. (http://festivalvallenato.com/).


El primer concurso se realizó en 1968 inspirado por el Maestro Rafael Escalona, Alfonso López Michelsen a la sazón el gobernador del Cesar y Consuelo Araujo Noguera. El primer ganador fue Alejo Durán quien a partir de entonces popularizó el bello son Alicia Adorada cuyo autor fue Juancho Polo Valencia.

Como Dios en la tierra no tiene amigos, como él no tiene amigos quien lo quiera tanto le pido y le pido ¡Ay hombe! y se llevó a mi compañera (bis)

Pobre mi Alicia, Alicia adorada Yo te recuerdo en todas mis parrandas.

Como Dios en la tierra no tiene amigos como no tiene amigos anda en el aire tanto le pido y le pido ¡Ay hombe! siempre me manda mis males

Pobre mi Alicia, Alicia adorada yo te recuerdo en todas mis parrandas.

Alicia mi compañera qué tristeza Alicia mi compañera qué dolor y solamente a Valencia ¡Ay hombe! el guayabo le dejó. (bis)

Se reconocen tres escuelas del vallenato: el vallenato-bajero (Magdalena y Bolívar), el sabanero (Bolívar, Sucre y Córdoba) y el vallenato de la Guajira y Cesar. Cada uno con figuras cimeras, y con historias concurrentes sobre el origen del uso del acordeón.

En la Guajira y Cesar se sostiene que ingresó por las costas de este último Departamento.


Desde las sábanas del Caribe se sostiene que entró por el golfo de Morrosquillo y que fue alguien apodado Trino el Brujo quien primero interpretó música de acordeón en Colombia, la que le regaló un tendero campesino que no sabía que hacer con el instrumento ni tampoco sabía para qué servía: Trino el Brujo compuso la versión primigenia de la Vaca Vieja (canción que después fue adaptada y registrada por otros). Adquirió el baquiano vaquero fama legendaria, encarnando al verdadero Francisco el Hombre, el mismo que derrotó al diablo cantando el Padre Nuestro al revés. Con cantos de vaquería arriaba reses por las amplias planicies del Caribe hacia el rio madre. Su maestría con el instrumento la enseñó a las habitantes de todas las sábanas caribe y también al otro lado del río Grande de la Magdalena donde surgieron interpretes en El Banco, Plato y más poblaciones rio arriba hasta la población de Ciénaga (véase, https://goo.gl/VDA7Fb). En algún momento de la historia concurrió esta vertiente con la que se desarrolló en la alta Guajira. Esas dos vertientes representan la música de acordeón y el vallenato. Distinción que ha hecho muy clara el Maestro Adolfo Pacheco plasmada en su canto La Hamaca Grande:

Compadre Ramón (bis)

le hago la visita

pa´que me acepte la invitación

quiero con afecto

llevar al Valle en cofre de plata

una bella serenata

con música de acordeón. (bis)

Con notas y con folclor

de la tierra de la hamaca

Acompáñeme

un collar de cumbia sanjacintera

llevo en mi canto

con Adolfo Pacheco

y un viejo son de Toño Fernández,

y llevo una Hamaca Grande

Pa´que el pueblo vallenato

meciéndose en ella cante

Y conseguiré (bis)

a un indio faroto

y su vieja gaita que solo cuenta

historias sagradas

que antepasado recuerdo esconde,

pa´que hermosamente toque

y se diga cuando venga:

Que también tiene leyenda

cual la de Francisco el Hombre.

Además de la concurrencia entre la música de acordeón y el vallenato también ha habido roces, expresados musicalmente en saludos de ofensa. Un ejemplo es el paseo El Provincianito de Juancho Polo Valencia, nacido 1918 (hace exactamente 100 años) en el Cerro de San Antonio en el Magdalena, población al noroeste del Departamento del Magdalena. Refiriéndose a los cantores de las “provincias” (regiones) del Cesar, escribió Juancho Polo:

Yo soy el Juanchito Polo…

Todos mis amigos saben

que no respeto

musico ni profesores

de la provincia. (bis)

Lo digo pa’ que lo sepan

los provincianos

que yo si soy el respeto

del Magdalena. (bis)

Lo digo pa’ que lo sepas

Emilianito

no importa que tu rutina

no está en la historia. (bis)

Lo digo pa’ que lo sepas

provincianito

este saludo de ofensa

manda Juanchito. (bis)

Cada 10 años se celebra el concurso de Rey de reyes entre quienes lo hayan sido en la categoría profesional. El único que lo ha logrado tres veces es el sin igual Alfredo Gutiérrez, El Rebelde del Acordeón. Otros que han sido Rey de Reyes son: Nicolás Elías “Colacho” Mendoza, Gonzalo Arturo “El Cocha” Molina y Hugo Carlos Granados. Con una injusticia imperdonable de jurados falta en ese Olimpo el gran Maestro Lisandro Mesa, bien llamado el Rey Vallenato Sin Corona. Allá, ha dicho, no hay jurado que le dé garantía, pero en el “Festival de la Sabana soy el rey.”


La música vallenata tradicional del Caribe colombiano ha sido clasificada como Patrimonio Cultural de la Nación en 2014 y se incorporó a la Lista Representativa de Patrimonio Cultural Inmaterial, a la vez que se aprobó el Plan Especial de Salvaguardia (https://goo.gl/LJW7V7). La lista de estos patrimonios colombianos se puede ver aquí: https://goo.gl/6zxors.


En 2015 la UNESCO incluyó a la música vallenata tradicional del Magdalena Grande en la Lista de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad con una en necesidad de salvaguardia Urgente. (https://goo.gl/4yZSy1). El Ministerio de Cultura tiene dicho plan especial (https://goo.gl/P4jMTa) Importa resaltar que se trata de la música vallenata tradicional del Caribe colombiano, y no de los géneros que con el nombre de vallenato se han comercializado en las últimas décadas.


En el Plan Especial del Ministerio de Cultura (https://goo.gl/P4jMTa) se lee la pregunta de un campesino al maestro Rosendo Romero: “Compadre Chendo: usted que sabe componer sus versos que a mí me gustan tanto, ¿qué está pasando con el vallenato que ya no se parece?” Del fallecido comunicador Ernesto McCausland, se toma su queja y preocupación cuando reafirmó en una oportunidad su preocupación sobre el vallenato afirmando que éste se hizo para contar historias y para reflexionar, sin que nadie haya inventado una mejor causa, cantos que están por encima de los actuales lacrimosos y estribillistas. Y el Maestro Rafael Escalona recordó que sus cantos eran crónicas costumbristas, historias reales sobre costumbres, cosas y personajes, pero el vallenato actual es diferente tanto en su música, poética y gramática; y agregó que otras fusiones musicales que hoy llevan el nombre de vallenato son sólo eso, fusiones, inquietudes juveniles que aparecen y se van. (https://goo.gl/P4jMTa).


Con esta declaratoria, el vallenato se convierte en el segundo género musical colombiano en ser reconocido como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por parte de la Unesco, luego de que en 2010 las músicas de marimba y los cantos tradicionales del pacífico sur alcanzaran ese reconocimiento.

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