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Disrupciones en la educación superior

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  • Foto del escritorEnrique Batista J. Ph. D.

A los candidatos a la presidencia: Una constituyente educativa para nuevo modelo educativo.

Actualizado: 29 oct 2018





Se aproxima la elección del presidente y del nuevo congreso de la República. Se presentarán y oirán propuestas de los distintos candidatos. Se mencionarán, entre ellas, las referidas a la educación, como ha ocurrido en el pasado, desde aquellos discursos veinte julieros de plazas públicas que promulgaban pan, techo, trabajo y educación, hasta el más reciente de Paz, Equidad y Educación.


Una revista nacional publicó hace poco las propuestas para la educación de seis de los 29 candidatos presidenciales. Lo que ellos destacaron se refieren a algunos de los asuntos álgidos que afectan a la educación y con ella al desarrollo del país y al bienestar de los colombianos. La respuesta a tres preguntas puntuales pudo reducir el alcance pretendido por cada uno; pero las respuestas muestran que por ahí no es. No se observa que hayan tocado el fondo o que se esté pensando en un cambio esencial. Estamos a tiempo para que presenten propuestas para que de una vez por todas podamos superar el viejo modelo educativo que desde la colonia hemos venido arrastrando y remedando con normas vacuas e inanes, según el momento y la oportunidad, pero que no han dado salida a un modelo distinto e innovador que mejor forme a los colombianos. Como ciudadanos no podemos arrastrar más el modelo actual inoperante e inapropiado para los tiempos, circunstancias y condiciones del mundo y del país.


No se trata de atender asuntos puntuales y seguir remendando, con legislación según cada coyuntura, el barco educativo que desde hace tiempo hace agua terminará por hundirse con él futuro promisorio del país. Si el modelo no funciona y no se adapta a las necesidades educativas, políticas, sociales y económicas de este siglo XXI, se requiere arrojo para un impulsar un cambio fundamental con un modelo educativo que supere el muy vetusto que traemos desde hace muchas décadas y que hunde al país en el atraso educativo y general con sus severas implicaciones en la economía, la justicia, la equidad, la inclusión y la paz.

De los candidatos presidenciales los ciudadanos queremos conocer y apoyar el gran cambio educativo que requiere el país dadas sus necesidades y los compromisos que ha adquirido con distintos acuerdos en los ámbitos internacionales.


No se puede seguir agarrando el árbol por las hojas, ni siquiera por las ramas, el asunto es de raíz, de un cambio fundamental que, con sólidos principios filosóficos y sociales, permita el desarrollo de un fuerte tronco con las cuatro ramas fuertes que se enuncian a continuación, y que se apoyan en los mandatos de la Constitución Nacional, la ley general de la educación, fallos de las cortes colombianas, tratados, convenios y distintos protocolos.


A los anteriores compromisos se suman las declaraciones y políticas de organizaciones a las que el país pertenece y que Colombia ha suscrito. Se resaltan algunos: los derechos de niñas, niños y adolescentes, los derechos humanos de la mujer y la equidad e igualdad de género y de manera especial los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la Declaración de Incheon con su plan de acción. Hay así un conjunto de instrumentos jurídicamente vinculantes. Vinculantes quiere decir que son de obligatorio cumplimiento, compromisos que como ciudadanos apoyamos porque son ineludibles y el mundo va hacia allá.


Esperamos los ciudadanos un nuevo modelo educativo que no sea para el cuatrienio del presidente, sino a mediano plazo, hasta el 2030 por lo menos que es el límite de los Objetivos de Desarrollo Sostenible liderados por la UNESCO. Resalto que para Colombia es jurídicamente vinculante el Objetivo 4 titulado: “Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos”.


Dado que no podemos exigir menos, ni posponer más la implementación de un nuevo modelo educativo, los colombianos necesitamos conocer con detalles específicos la propuesta educativa sustancialmente innovadora de los candidatos que den cumplimiento de 2018 al 2030 (o sea el espacio de tiempo que cubre una generación completa de estudiantes desde preescolar hasta grado 11) al compromiso de garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad para todos. Tal como se comprometió el país. Es claro también que la educación está en la base de los demás Objetivos de Desarrollo Sostenible, en especial el 1 (Fin de la pobreza), 3 (Salud y bienestar), 5 (Igualdad de género), 8 (Trabajo decente y crecimiento económico), 10 (Reducción de las desigualdades), 12 (Producción y consumo responsables), 13 (Acción por el clima) y 16 (Paz, justicia e instituciones sólidas); todos ellos centrados en los principios fundamentales de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Estos principios son:


· La Educación es un derecho fundamental y habilitado.

· La educación es un bien público, y

· La igualdad de género íntimamente ligada al derecho a la educación.

Señala esta Agenda algunas metas y derroteros globales que se precisa contextualizar y hacer evidentes en las prioridades de las políticas educativas nacionales, como es el caso de Colombia:


· Garantizar un acceso ampliado y equitativo a todas las modalidades de enseñanza y formación post-básica.

· Garantizar habilidades relevantes para el mundo laboral.

· Garantizar un aprendizaje pertinente para el ejercicio de la ciudadanía global.

· Garantizar contextos de aprendizaje seguros e inclusivos.

· Garantizar que las condiciones de contratación, formación y desarrollo profesional de los maestros, y sus condiciones de trabajo, sean adecuadas.


A los elementos anteriores ha agregado la UNESCO que la Agenda para el Desarrollo Sostenible 2030 es también una base de progreso en el campo de la cultura como parte esencial que ella es del ser y de la identidad. Agrega que sin cultura no hay desarrollo sostenible, ella contribuye a la erradicación de la pobreza y pavimenta la ruta para el desarrollo humano inclusivo y equitativo. Es, además, la base para el éxito en los procesos de mundialización que tengan en cuenta la diversidad cultural.


Ya desde la paideia griega la formación ciudadana, la educación y la cultura constituían un único y singular proceso indisoluble. Conviene resaltar y tener en cuenta, para su impulso y desarrollo, el impacto económico y social que hoy tiene en la economía de los países, la denominada economía naranja o economía creativa. Por ello, el arte y la cultura será un área importante y determinante en los procesos formativos escolares.


Si la propuesta de los candidatos presidenciales ha de ser completa para una educación inclusiva, equitativa y de calidad para todos, desde preescolar hasta la universidad, debe cubrir de manera innovadora las siguientes ramas, pilares o ejes para un nuevo modelo educativo. Pilares que están bien detallados en la literatura mundial sobre educación y que en la gobernación de Antioquia se avanza apoyados en ellos. Aquí se enuncian con un breve detalle de cada uno:

  • Pilar I. Ideológico – Político. Como bien público el Estado es el principal garante de una educación inclusiva, equitativa y de calidad para todos y, por tanto, expide las normas para el nuevo modelo educativo, asegura su financiación y evaluación periódica. Promueve a la escuela como el centro de formación en los valores actuales y en los perennes de la humanidad, escuela que forma para la participación en procesos económicos, sociales, políticos, y en la construcción de sociedades igualitarias, democráticas, solidarias y en paz.


  • Pilar II. La Sociedad y la Comunidad Educativa. La educación se concibe como un esfuerzo mancomunando, participativo y democrático para la cohesión social. La consolidación de la comunidad educativa participativa y democrática de maestros, alumnos, directivos escolares y padres de familia es esencial para la consecución de los fines sociales de la educación. Los sindicatos, veedurías cívicas, organizaciones del magisterio, agremiaciones cívicas, políticas, empresariales, científicas y culturales, cuerpos políticos colegiados y funcionarios de elección popular formarán, con su participación, parte esencial de la creación, desarrollo, evaluación, actualización y mejoramiento continuo del nuevo modelo educativo para los colombianos.


  • Pilar III. El Maestro, Pedagogía y Didáctica. Los maestros son el elemento esencial en la creación, puesta en marcha y evaluación del nuevo modelo. El gobierno, con el respaldo de la sociedad civil y de sus organizaciones, garantizará condiciones de vida y de trabajo dignas para los educadores y directivos escolares y establecerá estímulos a sus logros y procesos de innovación educativa, didáctica o pedagógica. Los informes McKinsey (http://www.juntadeandalucia.es/educacion/agaeve/biblioteca-otra-mckinsey.html) y de la Fundación Compartir (http://www.fundacioncompartir.org/pdf/Traslaexcelenciadocente18.02.2014.pdf) ya destacaron lo crucial que son los maestros en los procesos de mejoramiento de la calidad de la educación. Se enseña y se aprende de modo colaborativo y solidario en ambientes múltiples interactivos de aprendizaje con fundamentos pedagógicos sólidos y procesos didácticos innovadores. El dominio del español es esencial para una educación de calidad. La formación en las ciencias, en las distintas tecnologías, el arte y la cultura, y en la generación de saberes en las distintas disciplinas forman parte de las metas formativas en el nuevo modelo.

  • Pilar IV. Medios y Tecnologías. Se enseña y se aprende con innovación permanente y apoyo en los más avanzados desarrollos científicos, tecnológicos, culturales, didácticos y pedagógicos. Las redes sociales, los dispositivos móviles, los laboratorios en línea y otra variedad de recursos tecnológicos, entre ellos la realidad virtual y la realidad aumentada, son esenciales en el fomento de logros de aprendizaje cognitivos, afectivos y habilidades múltiples en el nuevo modelo educativo. Los ambientes interactivos múltiples de aprendizaje se apoyarán en infraestructuras físicas y tecnológicas avanzadas.

El 2018 es el bicentenario de la reafirmación de la independencia nacional en la batalla de Boyacá. Es una excelente oportunidad para liderar un movimiento constituyente educativo que promueva y consolide el nuevo modelo educativo que sea de calidad, pertinente, inclusivo y de calidad para todos. Es la oportunidad para que con una educación liberadora reafirmemos a las generaciones de este bicentenario la libertad a la que nos guió El Libertador y recordemos que, en ese mismo año, en el Congreso de Angostura, Simón Bolívar proclamó que la educación obligatoria debía ser junto con la moral la base de la consolidación de la República. Hoy para la convivencia social, construir una paz estable y duradera, desterrar la corrupción y superar la pobreza y la inequidad el país requiere y reclama ese nuevo modelo educativo que, apuntalado sobre la totalidad de los cuatro pilares, sea garantía del progreso del país y garante del futuro de todos los colombianos, en especial de los niños y jóvenes.


Ni siquiera, casi un cuarto de siglo después, los gobiernos han sido capaces de dar cuerpo al artículo más breve de la ley general de la educación de 1994, el noveno, tajante y claro que, en sólo quince palabras, obligó a garantizar el derecho a la educación. Dice el abandonado y despreciado artículo: “El desarrollo del derecho a la educación se regirá por ley especial de carácter estatutario.” No se ha expedido tan crucial y necesaria ley de garantía al derecho fundamental de todos los colombianos a una educación de calidad.

Llegó la hora de hacerlo con un nuevo modelo educativo. Nuevo modelo basado en ley estatuaria, con amplia participación ciudadana que, a manera de una constituyente educativa, dé continuidad en el tiempo y sentido práctico a los procesos formativos escolares y supere a los hasta ahora insulsos, intrascendentes y anodinos planes decenales de educación.


Corresponde a nuestro próximo presidente y a los congresistas cumplir, como a los buenos alumnos, con esta tarea y ¡a tiempo! El pueblo colombiano se lo reconocerá con creces, y también, 200 años después, El Libertador quien bien dijo que: “Las naciones marchan hacia el término de su grandeza, con el mismo paso con que camina la educación.”

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