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Disrupciones en la educación superior

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  • Foto del escritorEnrique Batista J. Ph. D.

Educación en el Contexto de la Cuarta Revolución Industrial

Actualizado: 29 oct 2018


Somos seres digitales, nativos o inmigrantes digitales y también somos de la especie homo digitalis, alguna forma de nueva identidad antropológica, con cerebros desarrollados de formas diferentes, con modos diferentes de aprender apoyados en una variedad creciente y cada vez más compleja, y también más barata, de recursos digitales. A la vez, somos ciudadanos globales insertos en los comienzos de la denominada cuarta revolución industrial.


Desde fuera de ellas, la naturaleza y los procesos intrínsecos de las escuelas y universidades con sus estrategias y estilos de enseñanza y aprendizaje han sido afectados, cambios que se intensificarán aún más en los años muy próximos. En concordancia con los efectos de esta revolución se precisa la construcción de ambientes pedagógicos centrados en la creatividad, la innovación y la sensibilidad social. Organizaciones como el Consejo Nacional de Acreditación tienen que actualizar sus factores y características para la acreditación de programas e instituciones porque pueden estar acreditando el pasado y formando profesionales, tecnólogos y técnicos desenfocados ante las necesidades sociales y la modernización de los sectores productivos.


De manera breve, la primera revolución industrial fue la de la máquina de vapor, la segunda la de la electricidad y el motor eléctrico, la tercera la de la electrónica (que dio cabida a los computadores, redes digitales e Internet), la cuarta es caracterizada como un campo amplio de “nuevas tecnologías que integran los conocimientos de la física, la biología y lo digital con impacto en todas las disciplinas, economías, industrias, y que también desafía la idea de qué significa ser humano”, según concepción de Klaus Schwab, fundador de Foro Económico Mundial, quien acuño el término en su libro “La Cuarta Revolución Industrial” (disponible en https://goo.gl/bDg9Y7).


Al mundo de esta revolución digital corresponde el fenómeno conocido como “Big Data”, que se refiere a la inmensa cantidad de datos digitales que en nuestra cotidianidad, mundo laboral y aplicaciones tecnológicas se recogen y almacenan por millones y millones de bytes en cada instante, los que se usan, con frecuencia sin uno saberlo, para caracterizar comportamientos humanos, decisiones científicas, tecnológicas o de negocios, con las implicaciones éticas que esto tiene para la guarda de la privacidad personal y la seguridad en los negocios.


De esta revolución también hace parte lo que se denomina “analítica predictiva” la que con modelación estadística, aprendizaje automático y minería de datos analiza terabytes de información para realizar una variedad de predicciones en los más diversos campos de la actividad humana. Otro de los espacios de esta revolución es el trabajo que se hace con el procesamiento digital de información denominado “aprendizaje profundo” con el que, como campo de la inteligencia artificial, se busca construir sistemas informáticos con capacidad de aprender a partir de la experiencia, apoyados en el funcionamiento del cerebro animal. La cuarta revolución industrial se muestra, además, con la creación de una realidad mixta que combina lo real con lo digital, denominada realidad aumentada, y también con la visión artificial que usa imágenes del mundo real para ser procesadas digitalmente y generar información adicional. En el sector empresarial se destacan la conexión e integración de las diferentes fases y medios del proceso productivo mediante la digitalización de los procesos, la capacidad de adaptación rápida y económica a los cambios en los productos (o re-configurabilidad), y la denominada “smartización” de los procesos, lo cual significa aprender de experiencias previas y responder de forma autónoma a situaciones imprevistas.(https://goo.gl/RYzDNh; https://goo.gl/nHdzgX; https://goo.gl/A5Krme ).


La enumeración anterior es una exposición somera de elementos de la cuarta revolución industrial, seguramente muy compleja para seguir. Para ejemplificarla, en la vida cotidiana que todos reconocemos ya, bien se ha dicho que hoy hay más celulares que cepillos de dientes y que estamos en un mundo de plataformas. Así, las flotas de taxis no tienen autos propios (caso de Uber), Airbnb supera en hospedajes a las grandes cadenas hoteleras sin ninguna habitación propia, Facebook no tiene editores ni genera textos; Amazon es una compañía que no tiene stock de lo que vende en línea; Netflix ha amasado fortuna con distribución en línea de películas sin necesidad de un sólo CD o de un dispositivo de VHS con sus cintas de video (https://goo.gl/Xhc2hR).


La cuarta revolución industrial se ha dado por evidentes y palpables desarrollos en diversos campos de las tecnologías y en variados campos de las ciencias, lo cual ha llevado a cambios tanto en costumbres cotidianas como en lo qué debemos aprender para el desempeño en el mundo social, en la vida laboral, en la participación política y en los diferentes entornos digitales en donde de manera activa o pasiva nos movemos. Para la educación, en todos sus niveles, el asunto no es de poca monta, no se trata de una moda o cambio pasajero, es una transformación esencial con efectos ya discernibles.


Los costos cada vez más bajos de las tecnologías digitales, la inteligencia artificial, la nanotecnología, la impresión en 3D, la genómica, la computación en las nubes, la computación cuántica, drones, realidad artificial, vehículos autónomos, nuevas fuentes de energía, biología sintética (combinación de varios campos de la biología, biotecnología, de la ingeniería, física y genética para elabora o rediseñar entre otros, partes o sistemas biológicos), y la bio-impresión (impresión en 3D de células, tejidos y órganos), entre otros, están en la base de esta revolución, con fuerte impacto en cómo vivimos, qué hacemos, cómo nos comunicamos, qué debemos aprender y cómo realizar nuestras actividades laborales y comerciales, con implicaciones que, como bien han destacado algunos, llevan desde ya a una transformación no sólo acelerada e intensa sino muy profunda como nunca antes se había dado en la historia de la humanidad. La ingeniería genética, el Internet de las cosas, los sistemas ciberfísicos (que combinan avances en física y biología con los digitales, en los cuales es difícil separar los tres campos y que, como agujero negro, atrae hacia sí consideraciones desde otros campos del saber y también de la ética, la moral, de los derechos a la igualdad y la intimidad. entre otros), la nanotecnología y la neurotecnología ya están presentes en la vida de cada uno de nosotros con intensificación creciente. (https://goo.gl/6b1lOK; https://goo.gl/XZrhyM).


El Foro Económico Mundial ha llamado la atención sobre asuntos críticos de esta revolución que cambia la vida de millones de personas en el mundo, transforma las sociedades y las economías. Se espera que como ciudadanos o empresarios habitantes de un mundo digital aseguremos que el futuro sea más humano, con una transformación social digital focalizada en las personas y con respuestas humanizantes frente a la incertidumbre que la inteligencia artificial y otros desarrollos digitales ubicuos nos generan de modo que se pueda lograr que en el futuro cercano nos consolidemos como seres con autonomía, cognitiva, afectiva y moral. (https://goo.gl/W1n7nv).


La formación en escuelas y universidades, y la informal que tenemos todos como ciudadanos, sentará bases para analizar y tomar posición crítica frente a asuntos como la incidencia en la vida pública y privada (y hasta íntima) que se tiene con la captación digital masiva de información sobre cada uno de nosotros, o sobre la naturaleza de un nuevo capitalismo y de más agobiantes monopolios apoyados en los desarrollos de diversa índole que caracterizan esta revolución. Precisamos, desde ya, conocer las opciones que se prevén en el mundo laboral donde la inmensa mayoría de los estudiantes, incluidos los universitarios, realizarán trabajos en ocupaciones que no existen hoy y en el que muchos de los titulados quedarán sin empleos en el corto o mediano plazos, a menos que actualicen su formación y credenciales académicas, no necesariamente los títulos. Lo aprendido hoy o en el futuro cercano puede ser o volverse obsoleto con prontitud.


El cambio es sustancial, cambio sin titubeos. Si bien se habla de una industria o de una economía 4.0, la innovación formativa escolar sería una Educación 4.0 para beneficio social, individual, de la competitividad de nuestra economía, reafirmación de nuestra cultura y promoción del desarrollo sostenible.


No será una educación para adaptarse a los sectores de la economía atrasada, sino para ayudar a transformarla y, en ese sentido, generar riqueza nacional, más empleo y mejor nivel de vida de todos bajo un sistema político estable y democrático. No se trata de un asunto de adaptación a la cuarta revolución industrial sino de ingresar en ella, y ser activo, incisivo, crítico y productivo personal y socialmente aprovechando las ventajas que genera.

No se puede, en ninguno de los niveles del servicio educativo, ignorar esta realidad. Siempre se ha dicho que, entre otros fines, la escuela forma para la vida y el trabajo, una y otra ya han sido transformados y lo seguirán siendo. Dar la espalda a esta realidad sólo lleva a una formación muy lejana de las necesidades sociales y las del cambiante mundo laboral, a la vez que recalca la necesidad de formación en el desarrollo y uso de las tecnologías mencionadas, lo cual no se logra con clases dictadas y copiadas, con fotocopias de artículos y de lecciones, o con los tradicionales exámenes para certificar logros académicos. El viejo currículo no puede dar cuenta de la orientación que debe tener la formación escolar y universitaria hoy en Colombia.


Estamos frente a una realidad que señala con claridad el camino que se debe seguir en la educación. Si corresponde a la educación ayudar en la comprensión y transformación de la realidad, esta revolución debe ser comprendida para dicha transformación, con el debido conocimiento, a la vez, de las implicaciones sociales y éticas, para el mundo laboral, así como para las relaciones entre humanos. Las mismas organizaciones del sector productivo, y las de los gobiernos, requieren también formación, convicción y acción para que los avances de la cuarta revolución industrial con sus características que pueden ser avasallantes sino se actúa con creatividad frente a ellas, no las deje estancada en el atraso y la falta de competitividad.



Las organizaciones del sector productivo no están recibiendo hoy la fuerza de la inteligencia calificada que requieren para ser competitivas. Hay el riesgo visible ya de incremento de las desigualdades y fragmentación de las sociedades (https://goo.gl/nH2yUx) y la anulación de la autonomía universitaria con el modelo creciente de las corporaciones de educación transnacionales (TNE) para las cuales la educación es un negocio de oportunidad y elemento del mercado transnacional.


Aprender de manera permanente y el pensamiento crítico e inteligente son condiciones para conocer la cuarta revolución industrial sus amplias potencialidades y ventajas y su carácter invasivo, sus limitaciones y efectos negativos.

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