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Disrupciones en la educación superior

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El Fin de la Universidad

  • Foto del escritor: Enrique Batista J. Ph. D.
    Enrique Batista J. Ph. D.
  • 30 oct 2018
  • 8 Min. de lectura

Mover a una universidad es como mover a un cementerio, un proceso en el cual no se puede esperar ayuda alguna de sus habitantes – Profesora Bárbara Oakley.


¿Se acabarán las universidades de aquí al 2050, como sostienen algunos? Seguramente no, pero sí sufrirán una trasformación esencial con una expresión externa distinta a la que conocemos hoy. Se desarrollan ya formas alternativas de cualificación, certificación y recertificación para el desempeño en oficios y profesiones.


No se trata de formación guiada principalmente a los saberes o destrezas para los oficios que requirió la sociedad industrial, y el modelo económico que creó, sino de la necesidad de satisfacer necesidades globales apremiantes para toda la humanidad, como son la superación de la pobreza, la búsqueda de la igualdad, la eliminación de la exclusión, la preservación de la biodiversidad, desarrollo sostenible frente al calentamiento global, la profundización de la democracia en un contexto de ciudadanía también global, entre otros.


Dado sus altos fines sociales, las universidades promueven el desarrollo social general y no les corresponde la adaptación a los intereses de tal sector, u otro, sino que contribuyen a que se transformen y sean más productivos para beneficio y progreso de todos.


La existencia de las universidades en el corto y mediano plazos ha sido objeto de consideración en el mundo académico y empresarial. En libros, revistas científicas y de difusión, en las redes sociales y periódicos esta cuestión ha merecido amplio análisis. Indico a continuación algunas de reflexiones y debates que se han dado frente a tan importante consideración.


Desde sus orígenes en Bolonia y París en la edad media hasta el siglo XVIII las universidades, tuvieron fuerte orientación moral y religiosa, y no sufrieron cambios fundamentales. Un primer impacto se dio debido al surgimiento del movimiento de La Ilustración, el cual afirmó, con base en el poder de la razón, la posibilidad de conseguir el progreso de todos, superar la ignorancia y combatir el despotismo. A partir de ahí surgieron en el tiempo modelos de universidad, las que se pueden agrupar en tres grandes identidades, conocidos como los modelos alemanes, francés y anglosajón. Cada uno ha persistido, con algunas variantes sui generis, a lo largo de los años.


El profesor Eric Beerkens duda de la desaparición de las universidades argumentando que en su ADN está no cambiar, a la vez que destaca que el cambio está en curso por la masificación del acceso, la globalización, el uso de TIC y modalidades diferentes de enseñanza. En su concepto, una caracterización clara del concepto de universidad hace tiempo desapareció y que si hay algo cierto es que en ningún lugar del mundo el modelo tradicional de universidad representa al sistema completo de educación superior. (https://goo.gl/6BL1yc). La formación para el trabajo y el ejercicio profesional seguirán por rutas alternativas distintas a la universidad, con certificación de igual o mayor estatus, o empleabilidad, que un título universitario. (https://goo.gl/yfjnyM). De hecho, existe la pertinente cualificación in situ que ofrecen las grandes empresas con sus propios centros de innovación e investigación y también la certificación intensificada y focalizada que ofrecen las empresas líderes en desarrollo de hardware y software, y las denominadas universidades corporativas, nuevas gestoras del conocimiento tales como las de Mc Donald, Brahma, Gas Natural Fenosa, Universitas Telefónica, Ferrovial, Orange, Summa, Banco Santander, Acciona, Repsol, Novartis, y otras más.


El título universitario perderá la significación que le damos hoy, en el cual la institución de educación superior certifica, basada en el reconocimiento del Estado, la idoneidad a perpetuidad, para ejercer una profesión. Este aval de por vida no tiene ya la significación de antes. En el muy cercano futuro lo que certifica hoy una universidad, no existe o habrá sido superado. De hecho, al momento del grado mucho de lo aprendido ya es obsoleto o lo será en el corto plazo.


Las universidades gradúan hoy personas para espacios laborales que no existen o con conocimientos o habilidades obsoletas o inocuas para ser socialmente productivos. La organización de las universidades por departamentos ha sido considerada obsoleta, por lo que debe abolirse y dar curso a planes de estudio multidisciplinarios y multiculturales con énfasis en los problemas actuales (https://goo.gl/nhjqY9) y en aquellos desarrollos que se requieren para una sociedad justa e igualitaria. Pero, además, una gran cantidad de ocupaciones y profesiones que no existen hoy tendrán alta vigencia en el corto y mediano plazos. Se ha considerado que la imagen que han creado y construido las universidades sobre sí mismas consolida una funesta resistencia frente a la crítica de sus prácticas y valores. La profesora Barbara Oakley señaló lo que se anota en el epígrafe de esta columna: “Mover a una universidad es como mover a un cementerio, un proceso en el cual no se puede esperar ayuda alguna de sus habitantes” (https://goo.gl/XsMKtZ). Por su parte, ha agregado el profesor Peter Scott, que ellas en lugar de centrarse en los esfuerzos por ofrecer una educación sólida, han derivado en el uso de lemas y emblemas y en su preocupación por su posición en los rankings como medio de mercadear su marca y atraer estudiantes (https://goo.gl/N3xUpS).


En la página en inglés del Foro Económico Mundial se encuentra la pregunta ¿Estamos cerca de ver el fin de las universidades como la conocemos hoy? Se adelantan ahí algunas consideraciones tales como la introducción por el MIT de secuencias de cursos gratuitos on line que pueden conducir a créditos universitarios, inclusión de la inteligencia artificial en los procesos formativos que permiten diagnosticar fortalezas o debilidades de los alumnos mientras aprenden, el uso de las técnicas de aprendizaje automatizados (machine learning techniques) para mejorar la experiencia de aprendizaje y saber qué tanto aprenden cómo aprenden los alumnos. Se agrega en esta página del Foro Económico Mundial que se da lo inevitable: la educación universitaria que era para algunos y muy costosa estará disponible para todos en cualquier lugar del mundo. (https://goo.gl/ERX9bD).


Con desarrollos muy recientes han surgido nuevos sistemas de certificación como los open badges (o insignias abiertos) que facilitan el reconocimiento de los aprendizajes independiente de dónde se obtuvo. Bajo el liderazgo de organizaciones sin ánimo de lucro se expide una certificación o acreditación digital, a manera de nueva hoja de vida. La persona lleva su trayectoria personal de aprendizaje a donde quiera y lo certifica en la Web a los empleadores para oportunidades laborales o de negocios, a universidades para acceder a ella o a otras personas como manera de presentación personal. Se avanza hoy en la fijación de estándares para esas insignias abiertas (https://goo.gl/6fet32). Se construyen así evidencias de lo que se ha aprendido reemplazando las calificaciones tradicionales y los diplomas. Bajo los nuevos ambientes digitales de aprendizaje se organiza un sistema diferente de credenciales, con el control seguro de cada persona y no de la institución. Credenciales que cambiarán de manera constantes, en lugar del título a perpetuidad que se expide hoy, a medida que los estudiantes, sus experiencias y conocimientos cambian. Se dependerá mucho menos de test estandarizados y los añejos y elitistas títulos universitarios serán superados. La distribución de los campus físicos, edificios, aulas y bibliotecas cambiarán, en cuanto se privilegien ambientes de trabajos digitales. No sólo se cambia el papel de los profesores, sino que termología académica como semestre y crédito académico desaparecerán (https://goo.gl/ERX9bD). Lo cual ratifica mi afirmación en otra columna en el sentido de que el currículo ha muerto. Como se ha dado también por muerta la enseñanza basada en conferencias masivas y en la tradicional clase magistral (https://goo.gl/FKFsFo).


Ya está presente la realidad aumentada, proceso tecnológico que combina la realidad física con la virtual, con su diversidad de herramientas para facilitar procesos formativos de alto nivel, con aplicación para el aprendizaje en el aula o fuera de ella. Es uno de los recursos para construir nuevos ambientes interactivos de aprendizaje lejos del dictado de información en aulas y bibliotecas universitarias tradicionales. Este desarrollo tecnológico, que ya está en uso en escuelas y colegios, es de fácil uso desde tabletas, PC y smartphones, facilita el acceso en tiempo real a información sobre proyectos o problemas que se aborden en un proceso formativo. Los conceptos de aprendizaje significativo y aprendizaje aumentado se mezclan para formar una nueva línea de trabajo para aprender, formular y resolver problemas frente a diversos hechos o eventos. Facilita que cada estudiante pueda aprender por diversas rutas, fomentando la creatividad, la capacidad de comprender fenómenos y con ello los esfuerzos de aprendizaje interactivo y colaborativo. Se usa hoy para la formación de médicos y cirujanos, en exploración espacial y submarina, biología, historia, artes, astronomía, matemáticas, en el estudio de casos de derecho criminal y muchos campos más. En la página https://goo.gl/d3huai se encuentra una lista de algunas aplicaciones, tutoriales, lecciones y actividades de realidad aumentada en la educación. Las herramientas de realidad aumentada serán de uso cada vez más frecuente por las universidades que deseen mantener su vigencia en proceso formativos de frontera y su liderazgo en el mejoramiento de los aprendizajes.


Del mismo modo, el uso de la inteligencia artificial que, en términos sencillos, se refiere al uso de un programa de software para la toma de las mejores decisiones frente a un hecho o problema a una velocidad mayor que el ser humano por la cantidad de información que puede procesar de manera simultánea. En educación se usa para analizar el desempeño de un estudiante a medida que aprende, detectar sus necesidades y proveer caminos o acciones para corregir y progresar. La universidad que no incorpore este recurso no podrá formar profesionales con una educación de alta calidad en una sociedad y mundo globalizados signados por cada vez más altos desarrollos en los campos de las ciencias y las tecnologías, con sus cada vez más crecientes impactos sobre los modos de aprender, de comprender y de vivir. Se hace evidente que los profesores universitarios se formarán en el uso de la inteligencia artificial, en la medida en que el desempeño profesional de los egresados exigirá que sus alumnos dominen este recurso.


El uso de los procesos de analítica del aprendizaje (learning analytics) permite llevar registro de las acciones de aprendizaje del estudiante a partir de las pistas o huellas digitales que deja a medida que entra en contacto con fuentes diversas de formación (accesos a la Web, redes sociales, blogs, correos electrónicos, podcasts, plataforma de manejo del aprendizaje – LMS, comunidades de aprendizaje, bases de datos de revistas digitales, y otros). A partir de esos datos digitales se adquiere información que es usada por el mismo estudiante para mejorar o avanzar más y para que el profesor individualice estrategias de aprendizaje. En ambientes de aprendizaje apoyados en distintos recursos tecnológicos digitales una persona ya de modo independiente tiene bajo su propio control el proceso de aprender, por sí mismo, o juntamente con su profesor, puede diseñar su entorno personal de aprendizaje (PLE). Así, se fijan metas de aprendizaje, posibles contenidos, prácticas o realización de experimentos, completadas con acciones de metacognición sobre sus aprendizajes. Esto también se logra cuando distintos alumnos se unen en un proyecto de aprendizaje creando una red de aprendizajes personalizados. (https://goo.gl/l8Y9b; https://goo.gl/TKPM2).


Netflix ha agregado a su negocio de películas en línea los libros de textos, también en línea, arrendados por un período determinado. Así, resulta cada vez menos necesario comprometer amplios espacios universitarios para guardar libros de textos en la biblioteca cuando vía arriendo, para economía de todos, y también mediante el acceso a libros y revistas digitales, por suscripción de la misma universidad o de acceso abierto, estudiantes y profesores pueden acceder a la información actualizada que puede necesitar para sus procesos de enseñanza, aprendizaje o investigación. Se mueve el mundo universitario a bibliotecas sin libros, modificadas para crear espacios para el trabajo en línea, grupos colaborativos, análisis conjunto de proyecto y otras labores académicas que requieran los procesos académicos universitarios. Cada vez más serán espacios formativos, sin libros, como lo han hecho ya varias universidades. (https://goo.gl/FKFsFo).


Hay abierto un camino para que la universidad no llegue a su fin, a menos que cambie frente a nuevas realidades sociales, culturales, políticas y económicas, y se decida a promover nuevas formas de aprender y de enseñar, de formación para el trabajo y la ciudadanía global. La vigencia de sus fines sociales exige nuevos rumbos. Muchas prácticas pedagógicas tradicionales, justificadas con frecuencia desde diversas perspectivas teóricas, han sido sustituidas por importantes desarrollos desde fuera de la universidad. Precisamos también en Colombia una reorientación que, bajo claro concepto de autonomía para la enseñanza, el aprendizaje y la investigación, impulse un modelo de universidad innovadora frente a las realidades y necesidades sociales propias y globales. De lo contrario, la globalización de la formación universitaria pondrá fin a nuestra universidad.

 
 
 

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