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  • Foto del escritorEnrique Batista J. Ph. D.

¡Amiga!, ¡Amiga!: ¡Qué Dulce Esa Palabra Suena Hoy!

Actualizado: 29 oct 2018





Hay algún grado de redundancia cuando se dice “Día del amor y la amistad”. La amistad y el amor en la cotidianidad se consideran a veces como opuestos. “Seamos sólo amigos”, puede decir alguien para finalizar, evitar o renunciar a una relación amorosa. Entre los griegos “philia” se refería tanto al amor como a la amistad. Entre los romanos “amiciria”, derivado de amare, amar connotó relación afectiva entre personas. Por ello, consideraban a la amistad como una forma superior del amor. En inglés el noviazgo amoroso es asunto de amistad: girlfriend, boyfriend (= novia, novio).


Amor, afecto, lealtad y amistad han estado en la consideración de todas las culturas. Profetas, filósofos, poetas y cantantes las han tomado como fundamento para las consideraciones divinas y humanas de su inspiración. En la Santa Biblia encontramos que: “El perfume y el incienso alegran el corazón; la dulzura de la amistad fortalece el ánimo” (Proverbios 27:9), el mandato de amarnos los unos a los a otros con amor fraternal (Romanos 12:10) y “Éste es mi mandamiento: Que se amen unos a otros, como yo los he amado” (Juan 15:12-15).


Aristóteles y San Agustín escribieron con profundidad sobre la amistad. Aristóteles señaló tres clases de amistad: amistad útil (no hay vínculos de afecto, sino beneficio común), amistad deleitosa (de relaciones pasionales y de placer en la vida) y amistad honesta y de respeto por la virtud mutua (virtud moral; ser bueno para sí mismo y para los demás; es la amistad duradera propia de seres recorridos por la bondad, lejos de intereses individuales). De ahí que la genuina amistad sea una virtud de quienes desean el bien permanente a sus amigos. (Véase https://goo.gl/dAuWCB). La concepción de Aristóteles de la amistad se basa en principios para la formación humana y una pedagogía de la ética y la moral, tal como se lee en su obra “Ética a Nicómaco” (Libros VIII y IX). Una formación en el carácter para educar a un ser en la bondad y la amistad con sus ramificaciones en la verdad, el amor, la sabiduría e inteligencia, la felicidad y la libertad. (Una copia de dominio público de esta obra se puede bajar de https://goo.gl/iTCFpQ).


Por su parte, Santo Tomás de Aquino en su obra “Suma Teológica” la amistad y la fraternidad son naturales en el hombre. Destaca que la amistad de por sí no es una virtud, pero necesita de esta para que se dé y agrega que puede verse como virtud cuando es amistad como amor de caridad. O sea, una amistad auténtica se funda en la virtud, siendo la justicia la principal virtud humana, la amistad nos guía hacia ella, amistad que nos permite una correcta vida social. La conexión de la amistad con la justicia exige que todo hombre tiene derecho y deber de amar (https://goo.gl/paqSPJ). (Una copia de dominio público de la extensa obra se puede bajar de http://hjg.com.ar/sumat/ o de https://goo.gl/TPncuC).

Loa cantores también nos recuerdan la dulzura de la amistad “¡Amiga!, ¡amiga! ¡Qué dulce esa palabra y qué sencilla esa palabra suena hoy! Tal como en el canto de Miguel Bosé titulado “Amiga”: (el cual se puede escuchar en https://www.youtube.com/watch?v=gXJat06ODLw):

Si he sido lo que soy fue en tu regazo si he sido vida fue por darte a ti la vida ¡amiga!, ¡amiga.!

¡Qué dulce esa palabra suena hoy! El tiempo no fue tiempo entre nosotros estando juntos nos sentimos infinitos y el universo era pequeño comparado con lo que éramos tu y yo.

Si fuiste lo que fuiste fue en mi casa que para ti fue tu palacio y tu guarida. ¡amiga!, ¡amiga! ¡qué dulce esa palabra y qué sencilla esa palabra suena hoy!

Hay cantidad de amigos. Amigos íntimos, amigos confidentes, amigos por conveniencia, amigos de niñez y del trabajo, amigos virtuales, amigos del Creador, amigos de videojuegos, amigos en las redes sociales (ahora referidos con simpleza imperdonable llamándolos “contactos”), amigos en las redes a quienes nunca se han conocido y que posiblemente tienen un perfil falso. También hay “malos” amigos, esos que nos definen cuando nos recuerdan: “dime con quién andas y te diré quién eres.”


Pero también hay los amigos, con alma de niños, los más ciertos en horas inciertas, como lo proclama Roberto Carlos en su canto “Tu eres mi amigo del alma”. (Escuchar la canción en https://www.youtube.com/watch?v=J2QW3Ie2h8k):

Tú eres mi hermano del alma realmente el amigo, que en todo camino y jornada está siempre conmigo. Aunque eres un hombre aún tienes alma de niño, aquel que me da su amistad, su respeto y cariño.

Recuerdo que juntos pasamos muy duros momentos, y tú no cambiaste por fuertes que fueran los vientos. Es tu corazón una casa de puertas abiertas, tú eres realmente el más cierto en horas inciertas.

En ciertos momentos difíciles que hay en la vida, buscamos a quién nos ayude a encontrar la salida. Y aquella palabra de fuerza y de fe que me has dado, me da la certeza que siempre estuviste a mi lado.

Tú eres mi amigo del alma en toda jornada, sonrisa y abrazo festivo a cada llegada. Me dices verdades tan grandes con frases abiertas.

No preciso ni decir todo esto que te digo, pero es bueno así sentir que eres tú mi gran amigo.

Están también los que consideran al perro el mejor amigo del hombre. Sus razones humanas tendrán. Encontramos a los amigos de los gamers, y también a aquellos que se relacionan con afecto intenso con un ignoto amigo en Internet, con quien mantienen frecuente y persistente comunicación, pero engañados porque se trata de un bot (aféresis de robot) el cual no es más que una aplicación informática en donde el computador interactúa con el iluso amigo como si fuera humano. Pero también están los bienaventurados seres que desean, por la bondad de ellos, llevar su canto amigo a quien lo pueda necesitar y tener al menos un millón de amigos como la canta Roberto Carlos. (Escuchar la canción en https://www.youtube.com/watch?v=gYEeuR9APsw):

Yo sólo quiero mirar los campos,

yo sólo quiero cantar mi canto,

pero no quiero cantar solito,

yo quiero un coro de pajaritos.

Quiero llevar este canto amigo

a quién lo pudiera necesitar

Yo quiero tener un millón de amigos

y así más fuerte poder cantar.

Yo quiero tener un millón de amigos

y así más fuerte poder cantar.

Yo sólo quiero un viento fuerte,

llevar mi barco con rumbo norte,

y en el trayecto voy a pescar

para dividir luego al arribar.

Yo quiero creer la paz del futuro

quiero tener un hogar seguro.

Quiero a mi hijo pisando firme,

cantando alto, sonriendo libre.

Yo quiero amor siempre en esta vida,

sentir calor de una mano amiga,

quiero a mi hermano sonrisa al viento,

verlo llorar, pero de contento.

Venga conmigo a ver los campos

cante conmigo también mi canto

pero no quiero cantar solito

yo quiero un coro de pajaritos.

Y están los que no son amigos de nada, ni de nadie, pobres almas de tristeza terrenal. Como aquél que con una ternura a destiempo se malhaya de su soledad en un tétrico hospital agónico y rodeado de un silencio sepulcral clamaba, seguramente porque él mismo nunca lo fue, que “no hay amigo fiel”, como con crueldad inmisericorde se dice en un tango infortunado, sujeto anodino como algunos que en medio severa depresión y tristeza, en bares de mala muerte, por no haber cultivado la dicha de la amistad, solos y abandonados recurrieron al suicidio desesperado mientras escuchaban a la infeliz de la canción.


Pero también está el canto a la genuina y humanizantes amistad, llena de tristeza por la pérdida de un amigo como lo hizo el Maestro Rafael Escalona en su canto “Jaime Molina”. (Ver video en https://www.youtube.com/watch?v=YDXUJAqWUS4):

Recuerdo que Jaime Molina

cuando estaba borracho ponía esta condición:

Que, si yo moría primero me hacía un retrato

o, si él se moría primero le sacaba un son.

Ahora prefiero esta condición

que el me hiciera el retrato y no sacarlo el son.

Famosas fueron sus parrandas

que a ningún amigo dejaba dormir

cuando estaba bebiendo.

siempre me insultaba

con frases de cariño que sabía decir

Después en las piernas me sentaba

me contaba un chiste y se ponía a reír.

La cosa comenzó muy niño

Jaime Molina me enseñó a beber

a donde quiera estaba, él estaba conmigo

y donde quiera estaba, estaba yo con él.

Ahora me duele que se haya ido

yo quedé sin Jaime y el sin Rafael.

En el hogar y en la escuela hay que fomentar el valor ético, moral y humano de la amistad. Saber cultivarla, mantenerla y apreciarla es una de las habilidades socioemocionales esenciales para la sana y feliz convivencia. La amistad humaniza las relaciones entre humanos. Y, como a Nicómano, nos forma en las virtudes del amor, la verdad, la sabiduría, la inteligencia, la felicidad y la libertad.

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